miércoles, 12 de diciembre de 2012

Capítulo 66


Novela: “Esta es mi historia, no un cuento de hadas

Capitulo sesenta y seis

Las horas pasaron, y la clase termino. Me quede diez minutos esperando en la puerta, hasta que pude ver un auto negro, estacionarse al frente. Yo cuidadosamente, cruce la calle, y entre a ese auto tan familiar para mí.

Yago: Perdón que haya demorado, fui a buscarla primero a Victoria porque me quedaba más cerca
Maca: Donde estabas? –pregunte celosa-
Yago: En el trabajo
Maca: Ah –dije- ni si quiera me dijiste si te aceptaron, donde es, quien es el dueño, como se llama el local, cuanto ganás, cuánto tiempo tenes que estar… -pausa- nada –enojada me puse a ver la ventanilla, hacia fuera-
Yago: Es en el shopping de alto Palermo –pausa- al dueño no lo conozco mucho, y mañana recién empiezo a trabajar… me dijeron que mañana estoy desde la mañana hasta las cinco de la tarde, es solo para prueba, después me dan un horario fijo, creo que por una semana –lo dijo serio-

Al llegar a la casa, Yago, se encargo de bajar a Victoria, quien dormía en su sillita del auto. Estaba muerta, al parecer jugo mucho. Él, me la dio a mí y me encargue de ponerle ropa cómoda y acostarla bien.

Yago: Vas a comer algo? –abriendo la heladera-
Maca: No tengo hambre, pero gracias igual

Dándole la espalda, me fui a mi habitación. A la que ahora tengo que llamar “nuestra”. Me acosté en la cama, con toda la ropa puesta, prendí el televisor, y sin mirarlo, comencé a soltar algunas lágrimas. Odiaba que Yago me trate así.
A los pocos minutos, él, apago la tele, me quito mis zapatillas, y se acerco hacia mí.

Maca: Estaba viendo –quitando mis lágrimas, y él lo noto-
Yago: No estabas viendo –dijo seguro-
Maca: Vos no sabes si recién venis… -mas lagrimas salían, pero esta vez, el fue el que me las quito-
Yago: Ya está, no llores –pausa- perdón por haber sido tan estúpido, es que no se –pausa- me quede con las ganas –ambos reímos- te saque una sonrisa, es un millón trescientas mil veces más linda que una lagrima tuya –sonrió- veni, vamos a comer
Maca: No tengo hambre… -dije agotada-
Yago: Tenes sueñito? –pregunto tierno-
Maca: Si –y reí por el “sueñito”-
Yago: Segura que estas cómoda así? –pregunto al verme con la ropa que me puse hoy a la mañana-
Maca: No –me levante de a poco, y Yago me alcanzo ropa cómoda. Al ya estar cambiada me volví a acostar, dando la espalda a Yago, que estaba ahí viéndome. Como estaba de espaldas a él, me empezó a acariciar, haciéndome como unos masajes, que me hicieron relajar bastante y me quede dormida, luego de sentir un beso suyo en mi cabeza-

A la tarde, tipo cinco y media, me levante. Me dirigí a la cocina, porque estaba muerta de hambre, y no había nada. Si los gordos de la familia, se comieron todo. Los busque –a Yago y Vicky- pero no estaban en la casa. Vi una nota en la que decían que se habían ido al súper a comprar cosas, y que más tarde volvían. Eso me dio tiempo a mí, de acomodar algunas cosas, que la casa estaba hecha un desastre.
Al terminar de lavar y tender la ropa. Me fui a bañar, porque tenía calor. En eso que salgo de la ducha, se siente el ruido de las llaves, intentando abrir la puerta, y seguido de eso, las voces de mis amores. Mi hija y Yago.

Vicky: mami te devantaste –dijo feliz-
Maca: Si, es que dormía tarde y me levantaba temprano, así que es obvio, tenía mucho sueño
Yago: Se nota –pausa- digo por lo que dormiste
Maca: Ah –pausa- me voy a cambiar –ya que aun seguía con mi toalla envolviendo mi cuerpo-
Yago: Queres que te haga algo de merendar? –pregunto tierno-
Maca: Si por favor y gracias… -cerré la puerta, dándole la espalda-

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